14, 15 y 16 de noviembre de 2012.
Centro Cultural
Comodoro Rivadavia, Chubut - Patagonia Argentina.

jueves, 11 de octubre de 2012

El Patrimonio Industrial

En los últimos decenios la sociedad industrial ha experimentado una transformación tecnológica de tal magnitud que los edificios, instalaciones y maquinarias utilizados en los últimos doscientos años hoy en su mayoría han quedado obsoletos.
En los países latinoamericanos en general, y en nuestro país en particular, los efectos de esta obsolencia "natural" se encuentran agudizados por múltiples causas, como son el deterioro de las economías regionales, la debilidad de las políticas de protección patrimonial, la crónica escasez de recursos para la conservación, y el progresivo abandono por parte del Estado de equipamientos y redes de servicios e infraestructura que antes se encontraban bajo su administración.
En un contexto caracterizado por la crisis de los mecanismos de control, el patrimonio industrial se encuentra en grave peligro. Hoy muchos testimonios del pasado industrial (estaciones, depósitos portuarios, silos, barracas, fábricas) han sido desafectados de sus funciones originales y, lejos de ser adaptados a nuevos programas, fueron desmantelados, demolidos total o parcialmente, por sectores con responsabilidades difusas e intereses contradictorios con el bien común.
En algunos casos, los edificios,maquinarias, entornos y demás vestigios subsisten en la medida en que encuentran cabida en programas de inversiones a menudo distanciados de su carácter e identidad originales. Hoy sus generosos espacios son apetecidos por la notable calidad de factura de sus elementos constructivos y por la flexibilidad de sus estructuras, que les permiten ser adaptados para satisfacer necesidades en materia de educación, cultura, salud, esparcimiento y vivienda que afectan a pueblos y ciudades.
A la escasa eficacia demostrada por las normativas de protección del patrimonio, se suman otras limitaciones de tipo cultural que sólo en los años recientes van superándose. Las valoraciones tradicionales durante mucho tiempo soslayaron las expresiones del pasado industrial. Solo en las últimas décadas, comenzó a formarse cierto consenso de que tan expresivas y representativas del mundo moderno son las estaciones, las usinas, los mercados, los puentes e infinidad de obras vinculadas al fenómeno industrial; como las catedrales, ayuntamientos, fortificaciones y demás edificios lo son del pasado colonial americano.

Ciertamente, ha comenzado a cambiar nuestra actitud respecto a este pasado, pero es mucho lo que falta por andar, y así hay que hacerlo entender a los responsables políticos y técnicos del mantenimiento de estos viejos edificios que miran con temor las mutaciones urbanas surgidas día a día a su alrededor.
Lejos del exceso de nostalgia -verdadera anemia de la memoria- el planteo actual para un rescate apropiado del patrimonio industrial exige propuestas creativas y conscientes de las reglas de juego que enfrenta el difícil presente industrial, diametralmente opuesto a los valores y relaciones entre países que caracterizaron el momento de su llegada al continente.
No podemos conservar y rehabilitar todo lo que deseamos pero es imprescindible incorporar rápidamente al patrimonio industrial en el debate sobre qué debemos y podemos conservar y rehabilitar, para qué, para quiénes, y, sobre todo, cómo hacerlo, cómo financiar los proyectos y mediante que mecanismos administrativos y técnicos.
Por lo ponto, en un contexto donde abundan los estudios y emprendimientos aislados, resulta fundamental aunar esfuerzos para acrecentar su difusión, valoración y protección. Conociendo sus valores y posibilidades se asegurará un aprovechamiento y conservación más idóneos.

Arq. Jorge D. Tartarini
En: Diplomatura en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo
      Fundación Ortega y Gasset Argentina - Buenos Aires, Junio 2012
   

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